Otras imágenes

Nuestra Señora de la Luz (de gloria):

Entre éstas, la más destacada, por ser la primitiva titular de la hermandad, en torno a la que se engendró ésta, es la de la Virgen de la Luz letífica, que normalmente no sale en procesión. No obstante, en alguna ocasión sí lo hizo, aunque muy excepcionalmente.

La imagen preside el primer altar situado en el muro medianero con la sacristía y antes de la ampliación de la capilla se encontraba en el lado opuesto.

Que la imagen, en nuestros días, tenga un aspecto de hacia 1750-1800 provoca la pregunta sobre si la talla es la primitiva encontrada en unas alcantarillas cercanas al río o es otra tallada posteriormente. Sobre el tema existen varias opiniones:

a) Si la imagen actual fuera la primitiva, forzosamente tuvo que ser restaurada, tallada y adornada sobre 1775, de acuerdo con los gustos de la época, pues su aspecto exterior así lo delata.

b) Si, en realidad, no es la primitiva, pudo ser que sobre los años citados, ante su mal estado o por otros motivos que se ignoran, fue retirada del culto y sustituida por una nueva que podía ser la actual.

c) El mal estado de la primitiva imagen sobre 1750 no soportó la restauración a que fue sometida, deshaciéndose prácticamente, por lo que tuvo que esculpirse una nueva que la sustituyera, que podía ser la actual. Fuensanta García de la Torre señala que “En el inventario de 1762, se habla de una Virgen vestida, con rostrillo de plata y piedras, rostrillos que ya no existía en el inventario de 1781”.

En 1995 cuando la restauraba Rivero-Carrera se descubrió en el interior de la imagen un documento cuyo único dato concreto es “La compuso Francisco Navarro”. Aunque no queda claro si la ejecutó “ex novo” o simplemente procedió a su restauración. La actual imagen mide 120 cm. Mantiene al Niño Jesús sobre su brazo izquierdo.

San José:

Se trata de una bella talla en madera, que mantiene sobre su brazo izquierdo al Niño Jesús. La imagen mide 135 cm. de altura y el Divino Infante 50.

Se desconoce su autor. Se sitúa, en el tiempo, en la segunda mitad del siglo XVIII, por lo que no parece descabellado suponer que fue encargada para la inauguración de la capilla (1761) o en fechas inmediatamente posteriores. La única pista que hay sobre este tema es un apunte contable, se cree que de 1789, en el que se lee: “dos mil quinientos reales de vellón, que costó la efigie del Patriarca y su varita de plata”.