Poético

«A la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad»

¡Ya vas por calle Varflora
con tu pena y tu dolor,
con tu mirada serena
¡que vas derramando amor!

Ardor de cera en el aire!
¡ardor de cera en la brisa!
una copla hecha Saeta
y un eco hecho sonrisa.

¡Eres una rosa azul,
como el color de tú palio!
¡eres la gasa y el tul!
que, al mirarte, yo me, paro
¡Y es, porque me llamas Tu!

Primor de sombra en la noche
vuelo azul noche serena
magnolias enloquecidas
¡miran tu cara de pena!

¡Que no se alborote el aire!
¡que la brisa sea serena!
lo mismo que su mirada
en la noche pura y bella
¡Noche pura, noche santas!

¡Que no la falten SAETAS!
¡que no le falten Plegarias!
¡A esa Virgen tan bonita
en esa noche calladas.

¡Que no se alborote el aires!
¡que la brisa sea serena!
.¡que no se alborote el aire
para que ardan las velas
y se le vea su cara
¡Su carita de azucenas!

¡Detrás de su hijo va!
¡lleva la frente plisada!
por el llanto y el dolor
¡De una pena tan amargas!

Una rosa va rozando
y muy cerquita se arrima
¡y le besa sus varales!
¡le besa la bambalina!
¡Y hasta lo besa su cara!
y es que la Virgen la mira
¡y es que la Virgen le habla!
y le habla de su hijo
¡El Hijo de sus entrañas!
¡que va clavao en una cruz
para redimir las almas!

Un Ángel se apareció
y en su Palio se paraba
entre sus manos ¡una flor!
era un capullo cerrao
¡pero al verla floreció!

En su pecherín pusieron
Esmeraldas y Amatistas
que los Ángeles tallaron
para hacerla mas bonita
¡La tarde del Viernes Santo!

En «El Arenal» florecen
¡rosas, claveles y nardos!
Y naranjos florecios
que van escoltando el Paso
¡Para quitarle la pena
para consolar su llantos!

¡Por esa calle sin luz!
¡como reluce tu Palio!
¡como brillan tus varales!
¡como te llevan despacio!
¡como por la calle estrecha!
¡no roza ni un candelabro
¡no se mueve ni un varal!
¡y hasta el aire se ha parado!
¡y la brisa se arrodilla!
¡extasiada ante tu Palio!
¡y tiembla la bambalina!
¡porque todo se ha parado!
¡porque todo es primor!
¡Porque todo se hace Salmo!

¿Por qué se apaga la luz?
¡Y las estrellas se encienden!
¡y te iluminan la cara!
¡y hasta te brilla la frente!
¡porqué todo se ilumina!
¡Porqué todo se estremece!

Y es que saber, ¡no se saber
si camina o se detiene!
y la gente, confundía
de una confusión solemne
que no se sabe por qué
¡Si camina o se detiene!.

¡Hazte fuerte Capataz!
¡no te emociones sereno!
que la Virgen va llorando
pero tu ¡le das consuelo!
y el Paso se va elevando
¡Ya muy cerquita del cielo!
¡Y los Ángeles se asoman!
para tenerle un pañuelo
¡para secarle su llanto!
¡para aliviar su tormento!

EL ALCAZAR ¡se estremece!
¡cuando Tu pasas y te paras!
¡y te ofrece su bellezas!
y las murallas extasiadas
¡te ofrecen su señorío
y la mas pura alabanza!

!Y se abren los balcones!
¡y se abren las ventanas!
¡se abren todas las flores
lirios, azucena y acacias!
los nardos y los claveles
¡y el azahar se derrama!
para que sirva de alfombra
a la Reina de los cielos
¡Reina y madre Emperadora!
¡Que siendo Reina del mundo!
¡De sufrimiento se ahoga!

¡Ya derramando clemencia
tu cara de dolorosa!
¡Madre del Mayor Dolor!
¡Luz de la CARRETERÍA
Inúndanos con tu amor!

Autora: María del Carmen Portero

«Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad»

Sevilla, Virgen, quisiera
no ver tristeza en tu Cara;
ver lo sonrisa en tus labios,
ver el gozo en tu mirado.

No te atormentes, no sufras,
y sostén yo Tú esas lágrimas,
que tu Arenal sevillano
blanco sudario prepara
para Cristo que en la cruz
con dos ladrones se abraza.

Autor: Guillermo Buenestado León

«Dimas y Gestas»

Lamentos de Cristo curvan
los meridianos del Orbe.

Sobre un Gólgota de sangre,
medrosa llora la noche,
que alumbra su oscuro rostro
con luz de los horizontes.

Fláccido, sin vida, inerte,
Jesús llama por sus nombres
a dos conciencias que gimen,
y una a Cristo no responde.

¡Ay, Gestas! ¿Por qué a tu Dios
con odio tu cara escondes?
¿Por qué tú, con tu desprecio,
quiebras del Cielo sus moldes,
cortas filos de cristales,
hieres a Dios -hecho Hombre?
¿Por qué, Gestas, tú a tu Dios,
sin rencor, no le respondes?

A un buen Dimas, que agoniza,
Cristo en sus ojos le pone
luz eterna, viva luz,
cuajada de resplandores.

Todo el Gólgota trepida,
al ver quebrarse los moldes
de un Justo, que en cruz se abraza,
maltrecho, a dos malhechores.

Y cuando ya los tres cuerpos
en la oscuridad se esconden,
ángeles de los espacios
abren surcos en la noche.

Autor: Guillermo Buenestado León

«Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad»

Arriba, mira arriba
las vírgenes carreteras
con dos miradas que enlazan
con el arrobo, la pena.
Espera en su luz perdida
al pie de la cruz, princesa
de toda la luz del mundo
que, con las dos escaleras,
a rescatar a su hijo
los dos varones se atrevan.
Y que del árbol lo bajen.
Y que en sudario lo envuelvan.
Y que lo lleven despacio.
Y que en su tumba lo metan.
Mas no lo dice. Se calla.
La boca cierra y aprieta
los labios que palidecen
Y dejan las fauces secas.

Es madre que necesita
ver luz para tres problemas.
Besar a su Hijo y luego
dejar que baje a la tierra.
Por eso hacia arriba mira
Y con su mirada puesta
en las alturas celestes
sus hijos luego la muestran
como quisieran que siempre
vaya vestida: de Reina.
Mas no de mirada altiva
consciente de su grandeza
sino con ojos de gloria
de vida tras las exequias
de Cielo al que siempre miran
las Vírgenes carreteras.

Autor: José Luis Garrido Bustamante