Capilla

Se labró entre 1753 y 1761. El lugar elegido será un almacén que la Cofradía había comprado en la Calle Real de la Carretería, siendo solar, al Cabildo Eclesiástico posiblemente en 1734 y que, en 1753, será derribado para comenzar la obra de la capilla.

Pocos años más tarde, la Cofradía compraría a la fabrica de la Iglesia de San Isidoro de Sevilla otro terreno que lindaba con el que ya poseía y que será ocupado por la Sacristía, Sala de Cabildos, almacén del paso y vivienda para el capillé.

La Capilla se levantó en la Calle Real de la Carretería, haciendo esquina, una vez construida la sacristía y demás anexos, con la calle del lavadero de la Caridad.

La obra pudo ser concluida gracias a la aportación económica del Gremio de Toneleros, que durante los años de la construcción y concretamente en 1757, se constituyo en patrono de la Hermandad; a partir de este momento el Gremio contribuiría en los gastos de la Cofradía mediante un tributo que cobraba a sus maestros y oficiales.

En estos momentos de inicios de la obra, nos encontramos con el nombre de Matías de Figueroa, maestro mayor que por enfermedad y ausencia del de obras de la ciudad, visita, mide y apunta sobre el terreno del almacén donde se va a constituir la capilla en el año 1753.En cuanto a los planos de la capilla parecen ser obra de Juan Nuñez, maestro mayor de obras de la Catedral.
La Capilla se estrenó en 15 de agosto de 1761, celebrándose unas solemnes fiestas durante tres días con una serie de funciones y actos religiosos en el Colegio de San Francisco y en la Capilla nueva.