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48  Carretería - Cuaresma, 2012



            veces  que  he  intentado  buscarte,  por  eso  no   en aquel momento, compartí junto a otra
            me resulta ajena tu presencia Señor, no es la  persona una experiencia de respeto hacia ti,
            primera  vez  que  coincidimos  como  hombres  quedándonos inmóviles y sin protección a tú
            frente a frente.                         paso y al caminar de tus nazarenos. también
               en otras ocasiones mi caminar por tu barrio  nosotros, como público expectante queríamos
            para posibilitar el encuentro me ha conducido  compartir Contigo y tus nazarenos ese mismo
            inexorablemente  ante esa divina cabeza bajo  cielo.
            la que hay que meterse, abrazándose a tus pies,   Sin embargo hubo un año que nuestro en-
            si  uno  quiere  descubrir  que  no  estás  muerto.  cuentro fue diferente, también marcado por la
            Como si de  un imán se tratara me atraías ante  climatología cambiante del Viernes Santo, tu
            tú presencia.                            pasar fue rápido para protegerte de la lluvia,
               Han  sido  diálogos  esporádicos  y  veloces  te acompañé hasta lugar a cubierto en nuestra
            que quizás no tuvieron la profundidad de otros  antigua  Universidad;  en  aquel  momento,  mi
            encuentros. Como cofrade de Sevilla han sido   presencia ante ti no se debía a una decisión
            muchas  las veces que te he buscado al entrar   personal, en aquel momento mi presencia ante
            en tu arenal, después de esa fugaz estación de   ti era para suplicarte SaLUD, pero salud físi-
            Penitencia a tu cercana Catedral.        ca para el padre del hermano que yacía en el
               tu  discurrir  por  las  calles  me  trae  el  re-  suelo de un frio y mojado claustro de la anti-
            cuerdo de aquellas Semanas Santas olvidadas,   gua Universidad.
            transformadas por el tiempo, las modas y los   De aquella noche recuerdo el sonido seco
            condicionantes  sociales.  en  ella  permanece   y sin vida del cuerpo del  padre de un acólito
            sin embargo tu esbelta y profunda Imagen, tu  que con luz te acompañaba en la fría y lluviosa
            absolutamente estática y latente figura pese al  noche.
            caminar de los tiempos.                      Señor, como suenan los ruidos de la muer-
               tu cortejo, de terciopelos azules, como el  te, como el silencio hace resonar con golpes se-
            discurrir  del  meandro  de  un  rio  antiguo,  de  cos la presencia de la muerte. Fue algo que en
            aguas pesadas y serenas nos traslada a otros  aquellos  momentos  me  sobrecogió,  la  escena
            tiempos, también vividos, con otros persona-  de aquella desgracia me impactó de tal forma
            jes,  con  ausencias  no  olvidadas,  con  rostros  que en aquel momento no sabía dónde acudir,
            nuevos de antifaces viejos.              mientras  las  asistencias  llegaban,  el  silencio
               Han sido, como decía, encuentros esporádi-  era sepulcral, y ante ello, pensé que una vez
            cos, quizá no lo suficientemente intensos, donde  más mi presencia ante ti era necesaria, era en-
            es posible que sólo buscara la estética fugaz de  cuentro obligado pero lleno de fuerza porque
            un paso que me hiciera recordar aquellos años  fuimos testigos de la inevitable muerte ante la
            perdidos de juventud o tal vez la necesidad de  atónita e indefensa presencia de los que en ese
            encuentros que me trasladaran a otras vivencias.  momento nos encontrábamos presentes
               Por  avatares  de  mi  vida  recuerdo  cómo   Difícil  encuentro  Señor,  difícil  entender
            te he visto pasar en tu caminar constante de  aquella  muerte,  o  quizás  entender  algunas
            Viernes Santos en aquellos años en que cum-  muertes.
            plía mi obligación por devoción y amor a nues-  aquel fue un encuentro que jamás olvida-
            tras Hermandades en un concreto punto de tu  ré, me hizo pensar en la la fugacidad de la vida
            caminar por la Carrera Oficial.          de una persona y la impotencia de una familia
               Fueron varios los años que te sentí pasar;  que en aquellos momentos no daba crédito de
            sí, porque ante tu presencia no era la vista el  la vivencia que habían tenido. Sin embargo, no
            órgano que destacaba, era el corazón, el senti-  yodo era el final para ellos, pues  fuiste capaz
            miento  y todos ellos con sensaciones diferen-  de dotar a la familia, a todos los que formaban
            tes.  tu  fugacidad  la  recuerdo  en  su  máximo  la gran familia de tu Hermandad de la salud
            grado un año que por circunstancias atmosfé-  suficiente para aferrados a ti continuar cami-
            ricas pasaste empapado delante de mi imper-  nando de la misma forma que tantas veces has
            turbable y estática presencia.           caminado por delante de nosotros.





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