Page 48 - Boletín 160
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Carretería - cuaresma 2015
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              Insiste siempre en su perspectiva escatológica y habla místicamente de la unidad y de la
       necesidad del amor fraterno.

              Todos estos temas se encuentran en Juan, y como consecuencia en su evangelio. Los hechos
       de la vida de Jesús son “signos” que, para Juan, son la manifestación de la Palabra del Padre. Su
       evangelio, mucho más que los demás sinópticos, tiene un sello cultural y sacramental. La vida de
       Jesús que Juan nos narra se desarrolla en el marco de la vida litúrgica judía. Jesús hace milagros y
       hace discursos importante en relación con las principales fiestas a menudo en el templo. No sólo
       esto, sino que se coloca a sí mismo en el centro de una religión renovada de verdaderos adoradores
       “en espíritu y verdad”, que se expresa y actualiza por acciones sacramentales.


              El diálogo con Nicodemo contiene todos los elementos de una catequesis bautismal. La
       idea del bautismo como iluminación o como resurrección está presente en el relato de la curación
       del ciego de nacimiento o la del paralítico. El capítulo seis es una auténtica suma de enseñanzas
       eucarísticas. El misterio pascual cristiano en sustitución de la antigua Pascua penetra todo el
       evangelio. Los mismos ritos judíos de purificación ceden el paso a la purificación de las almas
       mediante la Palabra y el Espíritu.

              Tal manifestación es una teofanía que cumple y eclipsa las anteriores: la de la creación de la
       que fueron beneficiados Abraham, Jacob, Moisés y los Profetas, ahora la Gloria del Día de Yahvé.
       Se cumple en el Día de Jesús, particularmente en su hora, la hora de su elevación sobre la cruz que es
       su propia “glorificación”. Y en este momento se revela la grandeza trascendente del “Enviado”,
       venido al mundo para dar vida a los que reciben el mensaje de salvación que Él trae mediante la Fe.
       Precisamente porque toda la misión del Hijo está basada en una obra de salvación, que es la
       manifestación suprema del amor del Padre por el mundo.

              En el evangelio de Juan también se encuentran los elementos principales de la escatología
       tradicional: la espera del último día (Jn.6, 39); la venida de Jesús (Jn 14,13); la resurrección de los
       muertos (Jn. 5,28); el juicio final (Jn.5,29). Aun así, a diferencia de los otros tres evangelios en San
       Juan, estos conceptos son interiorizados y espiritualizados. La llegada del Hijo del Hombre es
       concebida a través de la Encarnación; su elevación sobre la cruz es su vuelta a los discípulos
       mediante el Espíritu. El concepto apostólico se actualiza en lo íntimo de los corazones. El drama
       que ha tenido lugar en Palestina se sitúa en el centro del mundo.
              Si Cristo da su vida voluntariamente, si es elevado en la cruz, es para entrar en posesión de
       su gloria, que a partir de aquí se manifiesta a los ojos de todos para la confusión del mundo incrédulo
       y la destrucción definitiva de Satanás. El triunfo de Dios sobre el mal y la salvación del mundo se
       han cumplido con la resurrección gloriosa; el regreso de Cristo el último día será la culminación  y
       el INICIO DE LA VIDA NUEVA.

              Juan se ha esforzado en contarnos fielmente y en proponer en la fe de los hombres el
       advenimiento espiritual que se ha cumplido con la venida de Cristo y la Encarnación del Verbo y su
       inmolación para la salvación de los hombres.

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