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Carretería - Cuaresma, 2013
y el dejarse seducir de otro hombre, tú, además, la tiniebla de este día nos ha-
Santísimo Cristo de la Salud, fiel a la vo- bla paradójicamente de consuelo, porque
luntad de tu Padre. Sólo tú, Hombre-Dios la muerte de Dios en ti, Santísimo Cristo
podías saldar tal desmán por la inmensidad de la Salud, es expresión de tu radical soli-
de esa corriente de amor con tu Padre, que daridad con nosotros. es la oscuridad del
es el Santo espíritu. misterio de la fe que se convierte en faro
es un amor esencial y misterioso, que luminoso de una esperanza sin fronteras. a
rebosa vuestra intimidad, en el que res- través del silencio mortal de la cruz, y sólo
plandece la voluntad de vuestro ser divino, así, puedo comprender quién eres realmen-
del Padre a ti, el Hijo, y de ti, el Hijo, al te tú, Santísimo Cristo de la Salud, y cuál
Padre, que eternamente constituye ese es- es tu verdadero mensaje. tú, Hombre-Dios,
píritu Santo. De esta manera, tú, Santísi- tuviste que morir para que pudiera yo vivir
mo Cristo de la Salud, muerto en la cruz, en plenitud en ti.
constituyes a un tiempo la más alta glori- Porque es necesario, no me puedo cansar
ficación del amor divino y la prueba de la de repetirlo, que la imagen meramente hu-
más inefable felicidad que nos ofreces. mana que yo, como los discípulos, me forjo a
en tu muerte en la cruz está cifrado el menudo de ti, Santísimo Cristo de la Salud,
misterio de la Nueva Creación. “Y al sépti- sea destrozada, para que así yo pueda elevar-
mo día descansó”... en el sepulcro. el sepul- me sobre las alas del águila y, rebasando los
cro es punto final y punto de partida a la límites de lo terrenal, pueda contemplarte
vez. Con el sepelio del Maestro se han de es- en el cielo en tu infinita grandeza.
fumar, para nosotros, todas nuestras ideas Ha tenido que llegar hasta el último ex-
erróneas triunfalistas, todas nuestras espe- tremo tu locura divina de amor, Santísimo
ranzas vanas y egoístas. Queda destruida y Cristo de la Salud, hasta el punto de hacer-
aniquilada la perspectiva terrena y humana te elegir el camino de la debilidad para con-
de una fe egoísta y de tejas para abajo. ante fundir y erradicar los sueños de grandeza y
el sepulcro sellado queda sepultada la idea de soberbia. en las tinieblas de Dios, en tu
del Mesías poderoso y dominador del reino silencio, experimento el abismo de tu gran-
de las vana arrogancia humana. deza y el abismo de mi nada, que acabaría
Santísimo Cristo de la Salud, lo que no por absorberme si tú, no existieras.
habías conseguido en vida, lo consigues Mas tú, Santísimo Cristo de la Salud,
desplomado en la cruz. La cruz nos cura no te conformaste con entregar tu vida, y
del ensueño, ingenuo y pueril, de la fan- “descendiste a los infiernos”, es decir, des-
tasía humana y nos muestra la auténtica cendiste a las profundidades de la muerte,
concepción del proyecto divino según el participando en el abismo de nuestro desti-
mundo. Cuando tus ojos se cierran en la no. Desde este momento la muerte no es la
noche de la muerte, ya lo sé, se disipan las misma; desde que tú, Jesús, descendiste a
tinieblas. ella y la asumiste, igual de voluntariamente
Pero esa nueva luz, mana de la eterna que habías asumido la vida en la encarna-
sabiduría, que es locura para el hombre me- ción.
ramente terrenal, brota de tu cruz, y arroja antes, la muerte era separación del
sobre nuestra vista, caídas las escamas del mundo de los vivos, ser tragados por una
pecado, un brillo radiante y arrebatador oscuridad impenetrable. ahora la muerte
nunca visto. Sí, Santísimo Cristo de la Salud, también es vida, porque, cuando abandona-
ya veo que es necesario que se forme el vacío mos este mundo, nos topamos contigo, que
en mi corazón para que se pueda llenar del eres la vida, y que participaste de la sole-
abismo de tu consejo divino, para que alcan- dad mortal en el huerto, en la cruz y en el
ce una visión espiritual de tu figura. sepulcro.
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