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        En la Calle Varflora                             La angostura de la calle
                                                        no quisiera permitir
                                                        la salida, pues parece
                                                        que el paso no tenga fin.

                 Desde la calle Varflora ,              Ya roza el respiradero
                 muy cerca del arenal,                  sobre la pared frontera
                 sale un paso de caoba                  y aún se queda la trasera
                 de perfección celestial.               en la penumbra del templo.

                 En él las hojas de acanto              Pero gira, pasa, sale
                 se entremezclan y se abrazan           rozando pared y umbral
                 agavilladas con lazos                  con costaleros de arte
                 de cordones de esperanza.              y un perfecto capataz.

                 Tres cruces sobre tres riscos          Tras la lenta revirá
                 y en ellas crucificados                la calle se vuelve gloria
                 en el centro, Jesucristo               y las palmas rezarán
                 y un ladrón a cada lado.               oraciones  fervorosas.
                 Dimas, el de la derecha
                 solicita su perdón,                    El pueblo, sobrecogido,
                 y su gesto de nobleza                  contempla su faz doliente
                 le vale la salvación.                  que en su cuerpo, entumecido,
                                                        se está cebando la muerte
                 A sus pies, una Señora
                 hecha jirones de Luz                   Y aunque va entre dos ladrones
                 derrama su amarga pena                 y enclavado en una cruz
                 por la vida de Jesús.                  le piden sus bendiciones,
                                                        al Cristo de la Salud.
                 Sobre la estrecha calleja,
                 junto a las puertas del templo,                   Agustín Pérez González
                 el pueblo de Dios espera                     (Del libro “Cofrade por la Gracia
                 en oración de silencio.                                          de Dios)



          Mayor Dolor                                  Siete fuentes que la calle

                                                     van sembrando de dolor,
                Cuántos puñales se clavan            siete cuchillos que cortan
                En tu pecho dolorido,                a trozos tu corazón.
                Siendo, como Tú lo has sido
                Madre de Dios y su esclava.          Siete rosas del rosal
                                                     de tus rosadas mejillas
                Siete  lágrimas rebosan              en las que quiero posar
                Desde tus divinos ojos               besos de toda Sevilla.
                Que son siete blancas rosas,
                Siete enhiestos gladiolos.           Mil besos que yo hago uno
                                                     para poderle expresar
                Siete penas que atraviesan           mis sentimientos más puros
                Tu corazón, siete lirios             mi saeta, mi cantar
                que te perforan las sienes           a esa Madre que va
                con su morado martirio               regando todo su Amor
                                                     cuando vuelve al arenal:
                Siete arroyuelos que arrancan        Virgen del Mayor Dolor.
                la juventud de tu cara.
                Siete ríos de esperanza
                que nacen desde tus lágrimas.                      Agustín Pérez González






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