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Meditación de las Cinco Llagas


       […]Por amor en el madero                   mover el brazo ya para pegarle
       te veo, Maestro, tranquilo.                -llorón despertador- un solo golpe.
       como que no te preocupan                   Dejar el lecho, echarle un pulso al peine,
       los lamentos y suspiros                    belleza de lo externo puesta en marcha.
       de la Virgen de la Luz                     a ver qué pega más con esta ropa,
       que está a tus pies en dulcísimo           a ver hoy qué zapatos me tocaban.
       suplicar de escala y sábana y sepulcro para   Y ya que estaba tú tan distraído,
       el Hijo.                                   pensando en los colores combinados,
       Salud de este prisionero                   perdiste la ocasión de nuevo, amigo.
       mundo triste te has traído,                Ya has dado sin pensar el primer paso. […]
       viniendo desde la vida
       a la muerte en que te miro.                […]Ese fue Jesús, que aún me escuchas,
       ¡Ay, mi Dios crucificado!                  tu primer paso.
       por darme la vida lívido,                  habías andado mucho,
       perdiendo tu propia vida                   Ibas cansado,
       porque yo la gane indigno.                 de barca y de sinagoga
       Ya sé a lo que tú venías:                  de monte y lago.
       a vivir, pues no te has ido,               También diste en Nazaret
       a esperar, pues no te casas,               tu primer paso,
       a llorar por nuestros ritmos               cuando dejaste a María
       desiguales de quererte                     hundida en llanto
       y seguirte y darte olvido.                 y fuiste hasta el Jordán
       Ya sé a lo que tú venías,                  a Juan buscando.
       a callar ante los críticos,                Y fue con tu pie derecho
       viniste a hablar ante ellos                lo que relato.
       para sellar lo no dicho.                   Pisó tu pie derecho la encendida
       Ya sé a lo que tú venías,                  arena del desierto y el demonio
       a obrar bien, sin artificio,               te fue a tentar, te dijo: “el pie derecho
       a no inventar ni a fingir,                 ponlo en el alero, ponlo, ponlo,
       a ser sincero y limpísimo.                 en lo más alto del tempo y haz intento,
       Ya sé a lo que tú venías,                  de echarte al suelo. Al punto presurosos
       a ser cimiento y auxilio,                  vendrán y al vuelo ángeles radiantes
       a ser la piedra angular                    te han de librar del golpe y del destrozo”.
       que han desechado los listos.              Y ahora te contemplo, Cristo mío,
       Ya sé a lo que Dios venía.                 y veo el pie derecho sobre el otro,
       A traerme un cielo azul                    y miro el clavo fiero que desgarra,
       color de Carretería.                       que sudan todavía desconcierto
                                                  después de haberlo dado al hombre todo.
       EL PIE DERECHO: DAR EL PRIMER              Ahora ya tu pie derecho sirve
       PASO                                       tan sólo como marco y como adorno,
       Todas las mañanas me despierto             tu pie como un volcán que tiene un cráter
       con el mismo runrún en la cabeza.          abierto entre neblina y terremoto.
       El tráfico, las prisas, la rutina,         De él brota, como Etna enfurecido,
       me aplastan, me persiguen, me desuellan.   la sangre a borbotones, vida a chorros,
       Abrir los ojos sólo, y solo abriéndolos    y queda su caudal pardo y reseco
       volver a la pantalla la mirada,            recuerdo de un dolor antiguo y sordo.
       buscando en el teléfono la vida
       que pasa igual que el dedo como a rastras.   Tu pie derecho pasa
       Abrir los ojos, darse otra vez cuenta      y llega a lo más hondo,
       que estás igual que ayer, y que parece     y dando el primer paso
       que el sueño que vivías era mentira:       se ha adentrado en nosotros.
       borrosa construcción de nuestra mente.     Ha dado el primer paso,
       El no querer salirnos de la cama,          y yo no reconozco,
       pereza, vaguedad, dale mil nombres,        su huella sobre el alma.


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