Page 46 - Boletín 159
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Carretería - cuaresma 2014
Carretería - cuaresma 2014
Carretería - cuaresma 2014
Carretería - cuaresma 2014
De sus vivencias en la Hermandad, siempre me refería el recuerdo del incendio de los
Almacenes Contreras, donde desapareció el manto de Ntra. Señora del Mayor Dolor y que le narró
por carta mi madre, entonces su novia, ya que él se encontraba cumpliendo el servicio militar en
Salamanca, lo mucho que le impactó y la sensación de impotencia que le produjo, a pesar de no ser
aún hermano. Pero aunque no estuviera en nómina por aquel entonces, él desde siempre la
consideraba su Hermandad. Las mojadas que muchas veces vivió, o los problemas con las
cuadrillas de costaleros profesionales que ya llegaban el Viernes Santo extenuados a la capilla.
En cuanto a las relaciones con los hermanos, siempre me recordaba a dos personas
entregadas a la Hermandad, y a las cuales les tenía mucho aprecio, aparte de conocerlas desde
pequeño, como eran Rafael Castro Nocera y Alfonso Álvarez-Ossorio. También me hablaba mucho
de Juan Castro, los hermanos Bustos, la familia Baturone, Pepe Moreno, Eleuterio, Práxedes,
Rafael Ávila, Manolo Troncoso y su Sra. Mercedes, Adolfo Cuéllar, Collado, Rafael Mesa, Félix
Mezquita y su Sra. Susana, la cual conocía desde pequeño, y algunos más que no recuerdo.
De los últimos años recuerdo con especial cariño el día del Vía Crucis de las Hermandades
y Cofradías, que pese a estar ya muy mermado físicamente no quiso faltar en tan memorable día a su
cita con su Cristo, acompañándolo hasta la S.I. Catedral, las bodas de oro de su matrimonio
celebrada en nuestra Capilla ante nuestros Titulares y las bodas de oro como hermano de la
corporación rodeado de todos sus hijos y nietos en un acto muy emotivo y memorable para él y toda
su familia. Fue de los días en que lo vi más emocionado, junto al día que le regalamos su túnica de
nazareno. Seguro que él siempre tuvo esos dos días grabados en su memoria.
También me gustaría narrar los nervios que le poseían estos últimos Viernes Santos que ya
no podía vestir la túnica y veía la cofradía salir desde dentro de la Capilla por invitación de la Junta
de Gobierno, preocupado porque yo no lo llamaba para decirle si la cofradía salía o no, ya que
estaba muy delicado y a pesar de ello no quería dejar de acompañar a su cofradía el Viernes Santo.
Por último, quedarme con la imagen suya el año 2010 viendo el discurrir de la cofradía por
la Plaza Nueva, donde la emoción lo embargó desde que apareció la Cruz de Guía hasta que vio el
paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor enfilar la calle Tetuán.
Son muchas más las vivencias que él me narraba de su Hermandad, pero creo que con esta
pequeña muestra basta para conocer la devoción y el amor que le tenía a nuestros Sagrados
Titulares.
En su memoria este año yo cambiaré mi lugar en la cofradía. Dejaré de acompañar la
sobriedad y elegancia de nuestra Bendita Madre del Mayor Dolor por la oscura hojarasca del paso
de nuestro Sagrado Misterio e iré en su sitio, ya que el Viernes Santo se cumple un año que nos dejó
para siempre, aunque en todos nosotros esté presente en cada minuto de nuestras vidas y a buen
seguro que desde el cielo, junto a los tramos de carreteros que nos precedieron, verá como su hijo va
en el sitio en el que tantas veces acompañó a su Stmo. Cristo de la Salud y se sentirá orgulloso de
ello y de que su nuevo nieto Antonio, como él, si Dios quiere, entre a formar parte de nuestra
Hermandad, a la cual tanto él como mi madre nos enseñaron a querer y a darle todo lo que ella nos
pida, porque ello será siempre para mayor gloria de Dios y de su Bendita Madre.
Antonio Fernández Granados
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