Page 19 - Boletín 166
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Colaboración
SALUD Y CORONA.
Llego a su fin el año 2020. Llego a su término un tiempo que ha sido para la sociedad en
general, y la Hermandad en particular, un año muy aciago. Un año en que se ha trastocado
todo lo que familiarmente y socialmente cada uno de nosotros habíamos previsto y la
Hermandad pensado organizar en honor de los Titulares.
Pasada la Navidad pensábamos ese anhelado cumpleaños del hijo, ese aniversario de
matrimonio de los abuelos que queríamos celebrar de manera especial en un “por si acaso”, el
Cabildo de Cuentas de la Hermandad que nos permite ver a los amigos y conocidos de la
hermandad, el volver al Quinario para oler de nuevo el incienso en los cultos y por in,
f
reencontrarnos con nuestras devociones acompañados de hermanos y amigos como todos los
años, cuando acudimos a mayordomía. Un año más sin oír el chirriar armonioso del abrir las
puertas de la Capilla la tarde del Viernes Santo.
Pero he ahí que una inesperada enfermedad, que empezó como un foco en un lugar
remoto de la tierra, nos estropeo toda la agenda de celebraciones familiares, las reuniones de
amigos que habíamos programado, esos momentos en la hermandad que esperábamos con
ansia, el volver a oler el olor del terciopelo. Nos arrebató todo.
Una enfermedad que pensábamos que nos cogía muy lejos. La veíamos como una
noticia más de los noticieros televisivos, que ya nos tiene insensibles a las malas noticias. Pero
he aquí que cada vez se acercaba más. Cada vez estaba más cerca de afectarnos. Hasta que un
buen día, sin contar que podía estar tan cerca, nos cayó de pleno encima, bien de la familia,
bien del grupo íntimo de amigos y compañeros.
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