Page 20 - Boletín 166
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Colaboración
El virus que nos ha
trastocado la vida de esta manera
tiene un nombre que ya es tan
familiar que lo tenemos como un
allegado más, pero de manera
curiosa es un virus de la familia
coronavirus, corona que es
causante de su poder de contagiar.
Esa corona ha trastocado
nuestra vida cotidiana: nuestro
trabajo, el colegio o la universidad
de nuestros hijos, las relaciones
con nuestra familia y con la
sociedad en general. También la
vida de la Hermandad, teniendo
que suspender los actos y
ejercicios propios que marcan
nuestras reglas, reducir el número
de personas que acuden a las Misas
y la asistencia a actos de otras
hermandades, entre otras.
Las medidas sanitarias
únicas y eficaces han repercutido
en todo lo anterior, primero con la
c u a r e n t e n a e n n u e s t r o s
d o m i c i l i o s y l u e g o l o s
aislamientos de las áreas con
mayor numero de casos, pasando
por la distancia preventiva y el
aislamiento en los domicilios
c u a n d o a l g ú n m i e m b r o
conviviente se ha visto afectado
por esa corona del virus.
Una CORONA, hace veinte
siglos le colocaron a Él, en la mofa
previa al sacrificio, pero no era una
corona de oro que resaltase su
divinidad, era una corona de
espinas que provocaba dolor y
aumentaba el sacrificio. Una
corona ha supuesto también para
algunos de los hermanos el que un
miembro de su familia o un amigo
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