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Carretería - Cuaresma 2017
UN NUEVO AMANECER.
PREPARACIÓN PARA LA SALIDA DE 1791, QUE NO PUDO SER
El domingo 20 de febrero de 1791 los hermanos del Santísimo Cristo de la Salud y
María Santísima de la Luz en el misterio de las tres Necesidades, se reunían para preparar su
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estación de penitencia en aquella Semana Santa . Habían pasado veintiocho años desde su
última salida, y tan sólo uno desde la aprobación de sus nuevas reglas por el Consejo de
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Castilla . Todo estaba en orden, según imponía la nueva legislación, pues los hermanos, tras
un considerable esfuerzo, habían costeado el complejo y costoso proceso de la aprobación de
las nuevas ordenanzas. Un gasto del que aún no se habían recuperado, tal y como comentó el
mayordomo, por lo que sin fondos propios en aquel momento pedían el compromiso de todos
los presentes, y de los ausentes, porque "esforzándose la archicofradía cada uno con lo que
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pudieran puede ser que de esta suerte tuviera efecto" .
El secretario leyó la ordenanza de la regla en la que se regulaba la estación, y los
hermanos, a pesar del cuantioso desembolso que se precisaba para acometerla, votaron
hacerlo, animados por tratarse del primer año con las nuevas reglas. Con este mismo ánimo se
comprometieron las limosnas de los presentes, que según parece fueron bastante elevadas,
algo que daría esperanza con respecto a poder conseguirla finalmente; por lo que, como era
habitual en todas las cofradías, a excepción de la Soledad en este momento, se formó una
diputación que se encargaría de recoger las partidas prometidas, y de llamar a la puerta de los
ausentes para comprometerlos también con ella.
De igual modo, la misma diputación conformada por los hermanos Miguel
Fernández de la Paz y Francisco de Oviedo y Sotomayor acordaron dar cuenta al gremio de
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toneleros, "como único y perpetuo patrón en dicha nuestra capilla" para informarles que
habían decidido realizar la estación de penitencia a la catedral, y solicitarles la limosna que
voluntariamente tuvieran a bien. Un ingreso de caudales bastante ventajoso con el que
contaba esta hermandad para gestionar sus salidas procesionales, del que no disponían la
mayoría, pues en muchas caía exclusivamente sobre los hombros de sus hermanos, aunque
después se convirtiera en una pesada carga al tener que hacer frente a los compromisos que
con ellos tuviera acordado la hermandad relativos a funerales y otras dependencias.
Treinta y tres hermanos habían concurrido a aquella convocatoria de su hermano
mayor Juan Falcó, que se repetiría sólo unos días después, concretamente el día 1 de marzo con
un número similar. Entonces se vieron obligados a sustituir a uno de los dos diputados que se
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excusó alegando encontrarse muy ocupado, y sobre todo "enfermo de los pies" , dolencia
complicada en una tarea que requería largos paseos constantes a veces en la misma dirección.
Sería sustituido y se les encomendaron nuevas tareas, de la envergadura de que compusieran
el paso tras casi treinta años sin uso. A partir de aquella convocatoria, el mayordomo fue
recibiendo numerosas peticiones de ingreso de nuevos hermanos y hermanas a las que se fue
dando salida a lo largo de toda la cuaresma.
Todo se estaba preparando. Llegó la limosna del gremio de toneleros que se
comprometió con "tres mil reales más bien que menos", según se leyó en oficio en cabildo
general del 22 de marzo. En un cabildo en el que convocó el mayordomo y se presentaron
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