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Carretería - Cuaresma 2019

terciopelo, la regia institucionalidad de una procesión a la que siempre parece esperar don
Alfonso XIII en los palcos, la más bella atardecida coloreada por la primavera en La Moneda y
la Caridad o el tiempo ensimismado en Rodo ante la estética más sublime, que se entremezcla
con la dureza de los irregulares adoquines para el de abajo.

No se puede explicar
el porqué de colocarte, año
tras años, la faja y el costal.
Quizá lo lleve haciendo desde
pequeño, cuando paseaba a
modo de paso las viejas cajas
de Stanhome por los pasillos y
cuartos interminables de la
casa de Pastor y Landero en
una tarde de feria. Y también
he llegado a pensar que mi
puesto, en la corriente de
tercera, ha estado vacío desde
que se fueron aquellos
hermanos junto a mi padre, y
que gracias a la ayuda de
nuestro capataz Juan Gómez,
que encarna los valores
carreteros como nadie, las
piezas del puzle se han vuelto
a encajar bajo la peana de la
Virgen del Mayor Dolor en su
Soledad.

Todo acaba, y todo
vuelve a empezar. Cuando
resuene el chirriar del viejo
portalón de madera que abre
paso a la historia, una familia
de 30 estará inmersa en la misma intensidad, oscuridad, tensión, respeto y responsabilidad
para que en la tarde noche del Viernes nadie perciba que el palio carretero camina sobre los
pies de la mejor cuadrilla de costaleros.

Carlos Crivell Reyes

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