Page 14 - Boletín 163
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Carta a Antonio Beltrán Risquete




       HOMENAJE AL          RECUERDO        DE LO     VIVIDO     JUNTO      A  UN GRAN
       HOMBRE, Y SU FORMA DE SER


            Hola Antonio, imagino que estarás ya con tu hija, de la que tanto me hablabas, por aquí
       es imposible NO echarte de menos.

            La vida te trató con dureza, pero hoy, ante tu Cristo de la Salud, quien te habrá llevado
       hasta tu hija, todo será más agradable.

            Te  faltaban  dos  días  para  cumplir  los  85, cuando  se  apago  tu  cirio  de  la  vida  y,
       consecuencia de ello, parte del cirio de todos los carreteros, especialmente el de los que
       hemos tenido la suerte de estar cerca de ti.


            Hoy, ante tu recuerdo, vuelvo a ver las fotos de un día, para ti inolvidable, del que solías
       hablar con frecuencia, el día del Cartero Real en la Hermandad, el primero que llevaban a tu
       nieta, disfrutaste como un niño e hiciste disfrutar a tu nieta, "¡¡ Qué gran Abuelo !!".

            ¿Te acuerdas de cuanto pasamos para vender el piso heredado de tu hermano soltero?,
       hasta  que  tu  hija  María  tomó  las  riendas  de  tu  familia, erais  muchos  herederos, y
       conseguimos materializarlo...... del dinero que cogiste no te quedaste con nada, todo fue para
       tu familia, tus dos hijos, tus nietas, pero sobre todo para "el niño", tu hijo, al que por su
       situación, lo  dejaste  todo  preparado  para  garantizar  su futuro  cuando  faltarás, nunca
       pensabas en ti, siempre lo dabas todo por y para los demás, "¡¡ Pura Generosidad !!".

            ¿Recuerdas la última vez que nos vimos?, hace pocos días, en la residencia que tuviste
       que ser ingresado, organizamos ir a verte dos ex-mayordomos, Miguel y yo, con nuestras
       mujeres, a las que tanto apreciabas y ellas a ti. Pasamos una buena tarde contigo y tu mujer,
       María  Luisa, tomamos  café, catamos  villancicos  y  me  preguntabas  por  mis  padres, me
       hablabas de tus nietas y tenías prisa porque tenías seguir limpiando el paso de Misterio, al
       despedirnos, le comentabas a la mujer de Miguel, Conchi, que te avisara si se enteraba de
       algún trabaja para ti, "de lo que fuera, que tenías que meter dinero en tu casa", le decías. A
       pesar  de  tu  estado  seguías  siendo  el mismo  "¡¡ Siempre  preocupado  por  las  cosas  que
       afectaban a los demás !!".


            ¿Recuerdas esas conversaciones taurinas?, cuando me hablabas de toros siempre me
       sorprendía tu gran cultura taurina, y tu cultura en general, pues siempre estabas leyendo un
       libro, no había una sola vez que cuando, por mi cargo o simplemente como un hermano mas,
       llegaba a la capilla, en un banco, allí estabas, leyendo.

            En  fin  tantas  y  tantas  cosas  que  necesitaríamos  varios  boletines  para  poder
       contárnosla.




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