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Pues bien, este comercio hizo que creciesen una serie de servicios y
talleres gremiales necesarios, y el sitio más apropiado era la orilla
izquierda del río, en la zona más cercana al centro de la ciudad,
donde la muralla de la misma tenía puertas varias y postigos para la
entrada de las personas y mercancías.
Hay que señalar que el río en esta parte estaba más cerca de la
muralla de la ciudad que ahora y que los depósitos que el agua
arrastraba fueron sedimentándose en esta orilla del meandro que
hacía en su discurrir, dejándolo como actualmente. De hecho, y esto
es un punto muy decisivo pues, entiendo que favoreció la decisión
de su localización. Las atarazanas (siglo XIII) del rey sevillano
Alfonso X “El Sabio” estaban allí, en lo que llamaba el Arenal. El
hecho de la mayor proximidad y de que el espacio hasta las aguas
del río fuese un gran arenal permitió la salida de las galeras reales
desde ese astillero para dirigirse hacia el mediterráneo por el río
(Colón no llegaría a tierras americanas hasta el siglo XV). Pero la
mayor dimensión de los galeones impidió que se construyeran aquí,
pasando a ser almacén de las mercancías que se descargan de los
Galeones de Indias. Dejó de ser fábrica de barcos para ser almacén
y centro logístico del comercio, después de años en el ostracismo.

