Page 9 - Boletín 160
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Carretería - cuaresma 2015
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                          NUESTRA FE ES RAZONABLE

              Para transmitir la doctrina de Jesucristo en nuestro tiempo, frecuentemente es necesario
       explicar los motivos que tenemos para creer, ya que esos motivos pueden ayudar a la inteligencia y
       al corazón a prepararse para recibir o para comprender mejor el contenido de la fe que Dios nos da.


              Es cierto que la Palabra de Dios (el contenido de nuestra fe) colma las aspiraciones más
       profundas del corazón humano, pero al mismo tiempo las supera infinitamente; es una Palabra que
       fascina y atrae, pero exige una conversión que muchas veces trastorna radicalmente nuestros planes
       humanos. Y aquí está el meollo de la cuestión: el miedo que tenemos para acercarnos a Dios porque,
       a veces, nos va a pedir que cambiemos de conducta, porque sabemos que esa conducta es realmente
       mala y Dios nos va a pedir su modificación, y en ocasiones de una forma substancial.

              Se ve necesario para los hombres del siglo XXI que sepamos ofrecerles, y que sepan
       ofrecernos, signos comprensibles, razones, motivos que hagan que nuestra respuesta a la fe sea una
       respuesta razonable. Saber transmitir que la doctrina de Jesús es una doctrina que no repugna a la
       razón.

              El principal motivo para creer, alrededor del cual giran los demás, es la persona de Jesús; el
       conocimiento de lo que hizo, de lo que dijo; debemos pues conocer bien a Jesucristo encontrarnos
       con Él, con su vida, con sus palabras y con sus obras. Hemos de llegar a encontrarnos con el signo
       por excelencia en el que confluyen todas las razones para creer en Cristo y en su obra que es la
       Iglesia, y el signo por excelencia es la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Éste es el
       signo supremo del amor de Dios por el mundo. Signo que se hace presente en el testimonio del amor
       cristiano por todos los hombres.

              Nosotros, hermanos de la Carretería, hemos tener presente todas estas consideraciones
       porque forman parte de nuestra características peculiares. Debemos saber que la doctrina de Cristo,
       la doctrina de la fe, es una doctrina de amor, Dios es Amor, que nos lleva a evitar todo lo que sea
       desamor hacia Dios y hacia los demás.


              Creemos porque lo que nos enseña Jesucristo es una doctrina volcada al bien y a la dignidad
       de la persona. No nos pide nada que nos perjudique, al contrario lo que desea de nosotros es que
       sepamos vivir como Él vivió, con la integridad del que era Perfecto Hombre y Perfecto Dios.
       Además lo que nos dice, lo dice desde la Cruz y allí muere para demostrarnos que lo que hizo y dijo,
       queda firmado con su muerte y muerte de Cruz.

              Contemplando al Santísimo Cristo de la Salud, podemos hacernos estas consideraciones
       que nos ayudarán a ser más humanos por ser más divinos y preguntarnos, a veces buscando el
       consejo oportuno de un sacerdote, qué nos aleja de Cristo y qué nos acerca a Él. Y  actuar en
       consecuencia.

                                                          Vicente Rodríguez García




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